BIENVENIDOS AMIGOS !!!



En esta pagina podéis ver a un grupo de compañeros cordados en una misma ascensión y que no es otra que aventurarse en lo que más les apasionan: LAS MONTAÑAS; senderismo, alpinismo, espeleología, barrancos …son una muestra de las actividades realizadas por el EQUIPO A media horita durante todo el año.



Mario, Miguel Ángel, Javi, Fran, Manolo, José Luis y Sergio Eusebio son el grueso de este Equipo, pero no son los únicos, en numerosas ocasiones hay amigos que se deciden en dar un pasito al frente y nos acompañan en nuestras aventuras, vosotros podéis ser uno de ellos, animo y nos vemos en la cumbre…



Como no sabían que era imposible, lo hicieron.







Anónimo.

viernes, 11 de diciembre de 2015

"La Clásica" 2010 Sierra Nevada.


Arrojo el mochilón encima de la mesa del refugio y salgo rápidamente del él en busca de mis compañeros. El viento parece azotar menos, pero la niebla  aun permanece y la noche estaba cayendo. Uno de mis amigos, que era el que me venia siguiendo lo alcanazo y le guío hasta el interior de la Caldera, la cual estaba medio enterrada en nieve. Le insto a que empiece a calentar agua y de inmediato vuelvo a salir al exterior. Lo que vi en ese momento, me dejó helado y casi con la voz rota de tanto gritar me digo una y otra vez “No puede ser”.No podía ser lo que estaba viendo mis ojos. Apareciendo entre la niebla, a media ladera de la cima del Mulhacén,  veo deslizarse a toda velocidad un cuerpo que en ocasiones tropieza, gira y sigue precipitándose  a todo trapo. No me lo podía creer, pudiera ser uno de mis amigos quien se estaba precipitando sin conseguir detenerse…

 

Serian las seis de la madrugada cuando un grupo de amigos salíamos del pueblo alpujarreño de Trevélez para realizar lo que ya se había convertido en nuestra cita anual llamada “La Clásica”. Ruta de travesía invernal exigente, que consiste en partir desde Trevélez, subir a Siete Lagunas y a renglón seguido, ascender al techo de la península Ibérica, el Mulhacén 3.482 m., Para continuación bajar al refugio de la Caldera que se encuentra a 3.050 m., pernoctando esa noche en ella, para la mañana siguiente regresar al punto de partida por el mirador de Trevélez..

 

Todo iba bien sobre la marcha y bromeábamos de nuestras numerosas ocurrencias,  pero una vez que nos encontramos con la pared para subir a Siete Lagunas, todo empieza a cambiar.  Hacia tiempo que ya nos habíamos obligados a ponernos los crampones y tener en nuestra mano el piolet. Aquí la primera rampa hacia la laguna Hondera pone a cada uno en su sitio, fraccionando el grupo, marcando cada uno su ritmo, quedando todos en reunirnos en el desagüe de la laguna.

 

Allí empezamos a llegar con cuenta gotas, viendo desde aquella altura la progresión de cada uno, observando como algún componente del grupo desearía ese día no estar allí.

 

Esperando la agrupación, veo aparecer en el horizonte nubes que no presagiaban nada bueno. Una vez todos, indicamos a los nuevos lo que tocaba subir a continuación. Encima de nosotros se encontraba un “rampón del quince”, el nombre ya lo decía todo, la cuesta del Resuello. Alguno que otro compañero que se estrenaba en estas historias nos dice que si estábamos locos, que cómo se nos ocurría subir semejante pared de nieve, otro sin embargo invita a que dejemos la aventura y descendamos, ya que el tiempo tanto meteorológicamente hablando, como el tiempo empleado en la ruta estaba fuera de lo planeado y llevábamos mucho retraso.

 

Los más veteranos se echan a reír y tirando de experiencia, templan los nervios e indican que en el caso de que la cosa se ponga chunga llevábamos varias tiendas de campaña donde poder resguardarnos. Y así empezamos ascender aquella rampa donde nos pegaríamos el primer susto. Kyran, un malamute que en aquella ocasión nos acompañaba, pierde tracción de sus cuatro patas en medio de la empinada cuesta y a toda velocidad se desliza deteniéndose a escasos metros de chocar con unas rocas. Yo pensaba que no lo contaba y creo que el animalito tampoco, de hecho, su dueño y yo tuvimos que tirar a la par de su correa para que pudiera remontar la subida al Resuello, porque el animal se negaba subir aquella rampa.

 

Terminada esta cuesta y llegando a lo alto de la loma, nos recibe un viento para nada agradable, el cual hace barrer literalmente la nieve, dejando la superficie helada y como un espejo, Recuerdo estar refugiado entre unas rocas y observar llegar a un compañero de cordada, observando algo que no me gustaría nada. Mi amigo, que es de constitución fuerte, que junto a la equipacion que llevaba encima calcularía un de peso estimado de unos cien kilos, apenas calvaba en la superficie las puntas de sus crampones. Mal, mal se esta poniendo la cosa, esto se esta helando todo y aún nos queda hacer cumbre y bajar la larga ladera hacia la Caldera…

 

Fueron varias las reagrupaciones, haciendo la goma enganchábamos a los más retrasados. Ya hacia tiempo que nos relevábamos entre todos la mochila de uno de nuestro amigo, para así aliviar su andadura. A todo esto se produjo lo que ya teníamos en mente desde que lo vimos en Siete Lagunas. El viento no solo había traído la bajada de temperatura, si no también vino acompañada de  nubes, nubes muy feas que en una de estas pillo al grupo dividido en tres, nublándolo todo, costando divisar unos de los otros ya que mirases para donde mirases, era todo  blanco, ninguna referencia, solo sabíamos que había que seguir caminando hacia arriba.

 

En las cercanías del Mulhacen II, aclara un poco por unos minutos y se decide dividir el grupo, Yo, junto a unos cuantos intentaríamos hacer cumbre y el resto ayudaría a bajar al compañero que se encontraba ya muy fatigado, hasta el amparo del refugio de la Caldera.

 

En pocos minutos nos separamos los dos grupos y mi grupo tras soportar un viento y una sensación térmica de una pila de grados bajo cero, hicimos cumbre. Poco tiempo nos dimos para celébralo, las nubes amenazaban con volver a taparlo todo y solo disponíamos de una hora de luz y con gran premura empezamos a descender de la cumbre del Mulhacén.

 

 No habíamos hecho más que descender unos cien metros, cuando sorprendentemente nos encontramos con el segundo grupo, No habían avanzado apenas nada!!! Aun recuerdo las caras de preocupación y la cabeza mirando al suelo del amigo que iba entregado…Uno de los nuestros que le acompañaba, nos sugiere que alguno de nosotros se adelante al refugio y vaya calentando agua para lo que hiciera falta.

 

Y sin más explicaciones me dirijo a tumba abierta en busca del refugio, que apenas lo diviso porque prácticamente estaba enterrado en nieve, para ello me ayudo del zoom de mi cámara de video Panasonic. Para colmo las nubes regresan y lo vuelve a tapar todo. Era tal la niebla, que uno de mis amigos que me seguía, no era capaz de verme y eso que estábamos a penas cinco metros de distancia uno del otro. A menudo me tenía que detener y coger referencias cortas, antes de que la niebla volviera a taparlo todo.  Tras no sé cuanto tiempo bajando a ciegas por aquella ladera helada, creo que llego  a la base del Mulhacén, ya que la fuerte inclinación que traía, se suaviza. Allí me tendría que encontrar huellas que me dirigieran al refugio, ya que es un lugar muy transitado por los montañeros, pero no encontraba nada, se notaba que hacia días que nadie pasaba por allí o el viento y las nevadas anteriores se habían encargado de borrarlas.

 

Con las referencias que iba tomando, y mi intuición ayudada por otras veces que había estado en ese refugio, ya lo vuelvo a divisar y en esta ocasión intento remarcar bien mis pisadas, para guiar a los compañeros que vienen detrás y vuelvo a gritar por enésima vez a mi amigo que se dirigiera hacia mi y que se guiase por la huellas o mas bien por las pequeñas hendiduras de los pinchos de mis crampones. Aquello estaba duro como los cuernos de una persona mayor.

 

Por fin llego y entro en el solitario refugio, suelto el mochilón encima de la mesa del refugio y salgo rápidamente del él en busca de mis compañeros. El viento parece azotar menos, pero la niebla  aun permanece y la noche estaba cayendo. Uno de mis amigos, que era el que me venia siguiendo lo alcanazo y le guío hasta el interior de la Caldera, la cual estaba medio enterrada en nieve. Le insto a que empiece a calentar agua y de inmediato vuelvo a salir al exterior. Lo que ví en ese momento, me dejó helado y casi con la voz rota de tanto gritar me digo una y otra vez “No puede ser”.No podía ser lo que estaba viendo mis ojos. Apareciendo entre la niebla, a media ladera de la cima del Mulhacén,  veo deslizarse a toda velocidad un cuerpo que en ocasiones tropieza, gira y sigue precipitándose  a todo trapo. No me lo podía creer, pudiera ser uno de mis amigos quien se estaba precipitando sin conseguir detenerse…

 

 Pero a medida que descendía podía ver que no era uno de ellos, ya que lo que bajaba no era nada que se pareciera un cuerpo humano, no veía extremidades y nada que pudiera asociarlo, desapareciendo de mi vista a los pocos segundos ladera abajo…  pero aun así estaba confuso y no sé que demonios podría ser o estar ocurriendo allí arriba. A todo esto, intuyo a otro amigo y su fiel Kyran llegar a mi posición y junto a ellos entro nuevamente al refugio. El compañero que se quedó calentando agua, con la ayuda de un bastón había colocado en la entrada del refugio una luz intermitente roja para guiar al resto.  Antes de salir, vacío completamente mi mochila y solo introduzco algo de comida, agua y el saco de dormir y me la echo a los hombros. Mi amigo una vez acomodado a su perro,  hace lo mismo y salimos los dos al exterior a ver que ocurría con el resto de amigos.

 

La noche ya había caído y tras varias voces en la lejanía divisamos un frontal, era otro de nuestros amigos que venia hecho una vela del frío que traía. Le indicamos que se dirigiera hacia la luz del refugio y que tomase algo caliente que el compañero estaba preparando.

 

Ya solo quedaban tres, pero no sabíamos a que altura se encontraban, ya que la niebla no levantaba, a todo esto yo y mi amigo que decidió acompañarme divisamos la luz de un frontal por encima del paso de los franceses, los dos nos quedamos muy sorprendidos, porque no sé que demonios hacia tan lejos, quizás la niebla lo habría despistado y lo había desplazado hacia ese comprometido costado. Creyendo que era uno de los nuestros,  empezamos a gritarle y en varias ocasiones la luz se detiene, la dirige hacia donde estábamos, pero hace caso omiso a nuestras indicaciones y sigue alejándose metiéndose en un marrón bastante gordo, porque la pendiente por allí es bastante pronunciada, un tropiezo  y como estaba todo, nada le pararía. Todo es bastante desconcertante. Mi compañero y yo al poco tiempo dejamos de ver la luz del frontal, desapareciendo en la lejanía pensando que se dirigiría al refugio del Poqueira…

 

Visto lo ocurrido decidimos volver a la Caldera y ver como estaban el resto del grupo. Ellos estaban bien y recuperándose, no me acuerdo si me dio tiempo a beber algo caliente o no, la cuestión que la cosa estaba fea, incluso alguno pensó en llamar al número de emergencias. Yo en este caso tome la decisión acertada o no, de esperar, ya que de los tres amigos que aún se encontraban afuera, dos de ellos eran  montañeros muy experimentados y resolutivos y que seguro estaban intentando por todos los medios de salvar la situación, aparte uno de ellos portaba una tienda de campaña  y que posiblemente habrían decidido retroceder y por la cercanía donde se hallaban, montarían la tienda en las antiguas ruinas militares del Mulhacén.

 

Una vez más mi amigo y yo volvemos a salir del refugio a ver si podíamos atisbar algo. Por suerte la niebla había levantado, dejando una noche muy estrellada y tras varios minutos avanzando hacia la base del Mulhacén podemos divisar a la altura de la entrada del vasar del Mulhacen tres frontales que sin ninguna duda serian de nuestros amigos.

Aunque en un principio la visión nos alegro muy mucho, no me podía creer que estuviesen todavía a tanta altura y tan escorados hacia aquel vertiginoso patio de la cara norte del Mulhacén.

 

Aquí hago un inciso a mí relato, relatando a continuación lo que los tres compañeros por boca de dos de ellos vivieron en aquella angustiosa bajada, la cual la cuentan como una de las situaciones más comprometidas que habían vivido en una montaña:

 

Uno de ellos cuenta que cuando empezamos todos a descender  hacia el refugio, poco a poco nos fuimos difuminando engullidos por la niebla, por lo que él toma la decisión lógica de no separarse del compañero que no se encontraba bien y  que desde hacia horas también iba cargando con su mochila.

 

Pero al poco tiempo nuestro amigo que se encuentra exhausto, decide no dar un paso más, que estaba muerto, que lo dejara descansar un poco, su compañero le insta a que siga, que pararse en esas circunstancias no era bueno, aunque sea pasitos cortos, que el refugio estaba abajo y una vez allí todo cambiaria, pero nada, seguía sin moverse, por lo que le aconseja que coja su teléfono móvil y realice una llamada a su mujer, pensando este que conseguiría levantar el ánimo de su compañero. Este accede y tras finalizar la conversación parece que se fortalece un poco y empieza nuevamente a descender.

 

A todo esto ya empieza a oscurecer y la niebla seguía tapándolo todo. Los dos compañeros estaban ya al borde de la desesperación, uno prácticamente entregado y el otro por no saber que más hacer para animar a su compañero a seguir bajando. En una de estas, el compañero que le portaba la mochila, le pide permiso para tirarla cuesta abajo, ya que era mucho tiempo cargando con ambas mochilas sumándole que en un par de ocasiones debido al peso y la mala colocación de la segunda mochila le había desestabilizado con el consiguiente riesgo de caerse, por lo que sin mucho reparo la deja caer y es lo que yo veo deslizarse a toda velocidad cuando salgo del refugio.

 

Allí se encontraban los dos helándose y sin moverse, cuando entre la niebla ven aparecer como relata el compañero lo que fue para el un ángel. Era el tercer compañero que viendo que no descendían opto por subir a buscarlos. La situación que se encuentra este tercero es alarmante, según palabras textuales, el compañero fatigado se encontraba totalmente abatido y exhausto, dejando entrever  que siguieran sin él y presagiando que en cualquier momento era capaz de dejarse caer por aquella ladera helada.

 

Entre los dos vuelven a insuflarle ánimos consiguiendo que volviera poco a poco a caminar, incluso uno de ellos para facilitarle la bajada, con su piolet le iba excavando en la nieve helada pequeños peldaños para que se sintiera más seguro en la bajada.

 

 Los que estábamos abajo lo pasamos mal por la incertidumbre, pero lo vivido por estos tres allí arriba solo ellos sabrán hasta que punto llego la desesperación. Ellos y a veces junto a ellos, hemos vivido otras situaciones comprometidas, pero ellos  recuerdan esta como la que más.

 

Tras, yo calcularía media hora, conseguimos contactar con ellos y me acuerdo de un abrazo con uno ellos, la liberación de tensión de ese abrazo fue tal, que la recordaré para siempre. Este mismo amigo me insta a que busquemos la mochila que había tirado del otro compañero, pero le insisto en que abandone la idea y que pasemos todos al resguardo del refugio, que yo le emprestaría mi saco al compañero para que pasara  la noche, ya habíamos tenido bastante en el día, como para empezar en la helada noche, buscar una mochila que vete tu a saber donde demonios cayó.

 

Recuerdo entrar al refugio y quitarle al compañero los crampones porque era incapaz de hacerlo por él mismo y le invito a que se introdujera en mi saco para que entrase en calor. Eso me costó la noche más fría que he pasado en una montaña, nunca había deseado tanto que amaneciera.

 

Aun así, esa noche en ese refugio, pese a lo vivido, hubo parcharán y partida de cartas hasta que llegó la hora de irse a “dormir”.

 

La mañana amaneció estupenda a pesar de que el viento persistía queriendo arrancar de cuajo la puerta de la Caldera.

 

Al iniciar la marcha de regreso nos encaminamos hacia donde yo creía que había aterrizado la mochila, encontrándola al poco tiempo con varias cremalleras abiertas y desgarradas por algunas zonas. Se la estragamos a nuestro amigo y continuamos la marcha dejando la nieve poco a poco atrás, en busca de un buen plato alpujarreño que nos repusiera de las dos jornadas vividas allí arriba.

 

En pocos días hará cinco años que ocurrió esta historieta y quisiera desde aquí  hoy, coincidiendo con el Día Internacional de las Montañas, dar las gracias a dos de mis padres montañeros, los cuales me han enseñado tanto como desenvolverme, como saber actuar ante momentos difíciles en la montaña. A ellos dos, Mario y Miguel Ángel va este relato, porque se jugaron el tipo con tal de no dejar a un compañero a su suerte. Y a todos los amantes de las altas cumbres, ahora que estamos en el inicio de la temporada invernal, disfrutar de ellas, el caminar por ellas sabemos que conlleva un peligro que está intrínsicamente vinculado a ellas, no por ello dejaremos de subir, porque el subir allí arriba, es una de las cosas de esta vida que más nos apasiona.

 

Buen invierno para todos y muchas bajadas de cumbres.

Sergio.
 
 
 

viernes, 18 de septiembre de 2015

RONDA DELS CIMS 2015

“Amigo, en Andorra existe una carrera de esas llamadas duras. No te lo pienses, no vayas...”

 Aquí sin más, os dejo lo prometido. Solo está grabada hasta la mitad de la prueba, hasta Coma Bella. Como sabéis me retire en ese punto y aunque como me dijo Ramón (un Fali Coleta pero versión barcelonés, el cual había finalizado dos de las cuatro ediciones que había participado) “Tio, que te quiten lo bailado. Te has pegado un entrenamiento de 85 Km y 8.000m+”

Pero la espinita esta clavada y creo que no habrá forma posible de arrancarla de las tripas hasta que vuelva, así que… a esperar que venga el oso nuevamente…
Espero que os guste.

jueves, 11 de junio de 2015

BARANCOS DE GUARDAJAMAS, LENTEJÍ Y RIO VERDE

Hace un par de dias mi tocayo Sergio, Javier, Miguel Ángel y el que escribe, Sergio, nos fuimos a Granada hacer unos cuantos barrancos. La distancia que nos separaban nos hizo ponernos en marcha a las cinco de la mañana, pero mereció la pena ya que a las 08:30 estábamos en el primer barranco llamado del Guardajamas. Este primer barranco de siete rápeles varían entre 8 y 17 metros, enganchando con otro más conocido llamado el Lentejí. Este otro con caudal de agua, consta... también de varios rápeles, teniendo el más alto cerca de 25 metros.

Finalizado estos dos barrancos, nos dispusimos a digerir las viandas que trajimos de casa, para continuación desplazarnos a río Verde, joya de la corona de este lugar. Sus aguas cristalinas y sus diversos saltos de aguas, hace que sea una delicia progresar por el.

En total en hacer los cuatro barrancos tardamos cerca de 12 horas, Doce horas de pura adrenalina y diversión. Mereció la pena levantarse a las cuatro de la mañana y pegarse siete horas de viaje para compaginar todos los barrancos de una sola atacada, cosa que creo que este al alcance de muy pocos.
Y por supuesto y para finalizar esta épica jornada y como no podía ser menos nos sentamos ya si, relajadamente en una terraza de Otivar, donde las distintas raciones fueron regadas con refrescantes cervezas, donde amigablemente resumimos lo vivido y visualizamos las futuras salidas.
Aquí un video resumen de las 12 horas de barrancos…
 

LA ÚLTIMA SELVA 2015 EN VIDEO

 
 

VUELO EN PARAPENTE BIPLAZA EN VALLE DE ABDALAJÍS.

He cruzado montañas por tierra, a través de sus ríos y ya solo me faltaba por aire…
Pues bien, hace una semana Jose Luis, viendo mi último video del barranco del Cambullón se puso en contacto conmigo, comentándome que si me gustaba las emociones fuertes tenía una invitación para un vuelo en parapente. Ni me lo pensé, enseguida acepte su invitación y el pasado viernes nos desplazamos a la sierra del Valle de Abdalajís para intentar hacer ese vuelo.
La tarde no acompañaba meteorológicamente hablando porque el viento que pronosticábamos nunca entraba y tuvimos tres fallidos intentos de despegue, pero por suerte, una última entrada de aire nos permitió remontar vuelo y aunque no se pudo coger mucha altura, si estuvimos por un tiempo volando y dando unas cuantas pasadas por la zona.
Explicaros que se siente volando por encima de esas torcas paredes es inenarrable. Solo deciros que aun me dura la sonrisa de oreja a oreja. Es una mezcla de sensaciones de libertad, acojone, pero sobre todo de felicidad.

José Luis darte las gracias me parce quedarme corto, pero aún así GRACIAS!!!. Decirte que se noto de un principio tu veteranía y maestría en esta disciplina deportiva, la cual me dio confianza para afrontar el “fregao” en que me había metido, Esos minutos escuchando solo el sonido del viento será muy, muy difícil de olvidar.
Un abrazo fiera !!, nos vemos pronto en La Última Selva.
 

BARRANCO DEL CAMBULLÓN 2015

El pasado sábado 25 de abril, quedamos un “puñao” de amigos para hacer el barranco del Cambullón, en plena sierra de las Nieves.
En esta ocasión nos dimos cita mi tocayo Sergio, Evaristo, Carlos, Miguel Ángel, Javier y este que escribe.
Eran las ocho menos cuarto y ya nos encontrábamos en la venta del Navasillo con el café y la tostá de manteca colorá. En poco menos de media hora ya nos hallábamos buscando le mítico pinsapo de la Escalereta, para continuación descender por ese barranco hasta el enlace con el que buscábamos.
Después de 10 minutos descendiendo, llegamos al propio barranco del Cambullon. Colocación de trajes de neopreno, arneses, cascos… y nada, a rapelar los distintos saltos que nos encontraríamos a medida que descendíamos el cañón.
No había mucha agua, pero el paisaje era espectacular. Tras unas cuantas horas descendiendo, llegamos al boquete donde parte del caudal de agua que trae el barranco desaparece. En esta ocasión, debido a esta escasez del liquido elemento, el orifico de entrada permitía colarse y adentrarnos en la oscura galería.
No tiene grandes formaciones de estalagmitas y demás formaciones típicas de una cueva, por lo menos hasta donde llegamos, pero el estar cerca de una hora moviéndote en el interior de la tierra, impone, con sus grandes salas, las aguas subterráneas y algunas pequeñas formaciones caprichosas que durante miles de años la erosión del agua han formado.
Tras la salida de la cueva, toco subir lo descendido hasta llegar donde habíamos dejado los vehículos, llegando sobre las tres de la tarde a la venta de la Alhaja, para tomar unas viandas que nos supo a gloria, tras una divertida jornada montañera.
 

viernes, 26 de diciembre de 2014

SUBIDA AL TORREÓN


El pasado mes de noviembre hicimos visita al pico más alto de la provincia de Cádiz, el Torreón.
Aquí os dejamos algunas instantáneas del día.